Los datos surgen de la encuesta que realizamos en el mes de octubre y de la que participaron 1253 docentes. El objetivo de la misma fue contar con mejores herramientas para elaborar un diagnóstico sobre la situación económica de los y las docentes privados, en un año en el que el salario fue castigado por la inflación y la paritaria tardía. Esta radiografía hecha por tierra el imaginario social sobre los docentes porque las funciones que la sociedad atribuyó a la docencia nunca contemplan a una trabajadora que además de educar carga el peso de la economía doméstica.
Las cifras alertaron a la entidad gremial porque los vaivenes de la política educativa determinaron las oscilaciones en la política salarial, los que sumados a la pandemia potenciaron los desequilibrios en materia de economía doméstica. En el entrecruzamiento de datos se concluye que, si se considera que el 28% de los y las docentes encuestados convive con alguien que perdió el trabajo en el último año, se encuentran en esta sumatoria los motivos por los cuales el 33% de las educadoras son sostén de hogar y en el 37,5% el ingreso se conforma como el más importante. La pelea por el salario es una reivindicación feminista en un sindicato en el que el 82% son mujeres y en el que a diferencia de lo que se creía hasta hace poco tiempo, era un ingreso menor en la familia.
Un dato que se enlaza a esta situación, es la prestación de salud: el grupo familiar de más del 85% de los y las docentes se encuentra bajo la cobertura de la obra social de docentes particulares, es decir, que no sólo son sostén de hogar o ingreso principal, sino que además son garantes de la cobertura social. Que la enorme mayoría se atienda médicamente por Osdop se da porque el salario docente es además de sostén de hogar, el que lleva la tranquilidad de estar asistidos ante la enfermedad. Hay en esto una doble carga.
Otra de las preocupaciones de la entidad respecto a la economía de la docencia es que el 36,5% de los docentes necesitaron sacar un crédito (la enorme mayoría lo hizo en la entidad bancaria en la que cobra sus haberes) para pagar gastos corrientes, mejorar su hábitat o pagar los costos de un nuevo contrato de alquiler. Consultados acerca de los motivos que lo llevaron a tomar crédito la mayoría expresa no haber tenido otra opción de acceso a dinero y un 15,5% manifiesta que lo hace habitualmente como refinanciamiento. Sobre esto último, el dirigente se mostró altamente preocupado porque este dato permite visibilizar que esos docentes ingresaron en un circuito de endeudamiento como necesidad de subsistencia.
En paralelo al mencionado endeudamiento, el 73,48 % aumentó la compra en cuotas en el último año y el dato más llamativo es que el 45,16 % lo hizo para compra de Pc o elementos tecnológicos para dar clases. En segundo lugar utilizaron la posibilidad para comprar comestibles (33,38 %), y lejos de esas cifras le siguen la compra de electrodomésticos, ropa o calzados.
Otro dato preocupante es que el 82% de los y las docentes no cuenta con ahorros y los pocos que tienen, no lo poseen para un fin determinado, solo “por si lo necesitan”.
Ingresos mensuales
El último informe publicado por el Cesyac (Centro de Educación, Servicios y Asesoramiento al Consumidor), una familia rosarina necesitó $74.659,45 para acceder a la Canasta Básica. La respuesta de la docencia privada en este sentido, da cuenta que el 54% gana entre 50 y 90 mil pesos. Quizás el dato más preocupante es que un 37% cuenta con un ingreso menor a los $50 mil y esto los coloca por debajo del acceso a la canasta básica. Sólo el 9% cuenta con ingresos superiores a los $90 mil.
Estas cifras sirven a manera de referencia para encarar las próximas paritarias salariales.