Desde el inicio de la pandemia el ministerio de Educación no estuvo a la altura de las circunstancias. Se falló en el reparto de los cuadernillos para el alumnado y se detectaron graves errores de enfoque didáctico y pedagógico que volvieron cuestionable su utilidad; se impulsaron resoluciones que cambiaron los sistemas de acompañamiento, evaluación y promoción de alumnos de nivel medio y se trabajó en protocolos de vuelta a la presencialidad sin consultar a los educadores.